Un simbolismo común en distintas culturas a lo largo del mundo es el día de que el hombre fue creado a imagen y semejanza de dios, o dioses, y si el cuerpo humano era una prueba de la perfección creadora o inclusive la joya de la creación, todo en este microcosmos, cada miembro, cada órgano debía significar algo, en esto se basan creencias como los chacras o la kundalini, en la cábala también se suele representar al árbol de la vida como un cuerpo humano.
Durante el renacimiento se exhibía al cuerpo humano como como una medida universal, durante este periodo no solo se regresó a tradiciones clásicas sino también a conocimientos esotéricos muy antiguos.
Pese a no conocer el origen exacto en la antigua Grecia ya se podían observar la reverencia e idealización respecto al cuerpo humano, su representación como un ideal de belleza y perfección era innegable, sin embargo, no era únicamente una demostración vacía de narcisismo pues no solo era popular entre los artistas clásicos sino también de los filósofos y pensadores religiosos.
En los misterios de la antigüedad se enseñaba que los elementos y poderes del universo estaban representados en la constitución humana, todo lo que existía fuera del hombre tenía su analogía dentro de él, idea que nace de la inconmensurabilidad del cosmos y por ello algunos sabios antiguos pensaron que era inútil tratar de mesurar algo que sobrepasaba la capacidad de la comprensión humana y desviaron su atención de lo infinito para reducir de manera minimalista su búsqueda metafísica centrándose en el hombre, afirmando que en su naturaleza al ser lo más cercano a lo divino que podía estudiarse se manifestarían todos los misterios de las esferas externas.
Como consecuencia de este surgió una analogía esotérica en la cual dios se interpretaba como el gran hombre y al hombre como el pequeño dios, el universo se veía como un hombre infinito y el hombre se consideraba un universo en miniatura, al universo mayor se lo denomino macrocosmos y al cuerpo humano o universo menor fue llamado microcosmos.
En la antigua Grecia “Cosmos” significaba tanto mundo como cuerpo, con el paso del tiempo y el perfeccionamiento de la lengua paso a utilizarse únicamente la palabra “Soma” para referirse al cuerpo.
En los misterios paganos lo que se enseñaba era la relación e interacción entre macrocosmos y microcosmos, es decir, entre dios y el hombre, y lo que creían que eran las claves de la relación del cuerpo del hombre microcosmo y las del cuerpo del hombre macrosómico constituían la posesión más preciada de los iniciados, es decir, las leyes que supuestamente regían la conexión entre macrocosmos y microcosmos, los conocimientos secretos que se encuentran tras el conocido concepto hermético, lo que es arriba es abajo.
Creían que algunos órganos y centros aparentemente físicos eran en realidad los velos, o las fundas de los centros espirituales y lo que hacía que estas creencias fueran tan celosamente guardadas, es que los iniciados consideraban que cuando alguien comprende el funcionamiento de un sistema, puede conseguir manipularlo para un fin determinado, aunque no esté calificado para controlar las consecuencias de lo que haya producido.
Un ejemplo claro de cómo este simbolismo es central dentro del ocultismo se puede encontrar en “Isis sin velo” de Helena blavatsky, una autora que sabía muy bien qué conceptos tomar prestados para incluir en su ecléctica doctrina, en ese libro define el concepto de la siguiente manera “el hombre es un pequeño mundo, un microcosmos dentro del gran universo, mientras que su cuerpo terrenal guarda una afinidad constante con su madre tierra, su alma astral vive al unísono con el ánima mundi sideral”
Otro experto en esoterismo Manly P Hall, en su libro “las enseñanzas secretas” cuenta una versión muy interesante al respecto, asegurando que en los antiguos misterios colocaban una estatua de un hombre en el santuario del templo, en esa figura humana simbolizaban todo lo divino y sus distintas manifestaciones, adoptaban al hombre como canon y al estudiarlo intentaban comprender los misterios del plan celestial del cual formaban parte, al cabo de siglos de investigación la figura se convirtió en un complejo diagrama simbólico, donde cada parte del cuerpo tenía un significado secreto, mediante los cuales se trataba de representar todas las partes del macrocosmos, su debida interpretación era un conocimiento que sólo poseían los sabios y los sacerdotes, que advertían a sus discípulos que la imagen no era algo real, simplemente la representación de un conjunto de ideas subjetivas, la imagen no estaba diseñada para ser un objeto de culto sólo había que considerarla un emblema o un recordatorio de poderes y principios invisibles.
Pero con los siglos los misterios decayeron desde dentro, los secretos se perdieron y ya nadie conocía la identidad del hombre misterioso suspendido encima del altar, lo único que se recordaba era que la figura era un símbolo sagrado y glorioso del poder universal, hasta que finalmente empezaron a considerarlo y a adorarlo como si fuera un dios, entonces comenzó la época de la idolatría.
Sabemos que en otros tiempos los sabios de distintos lugares crearon complejas teologías tomando como base el cuerpo humano, así fue que en los distintos misterios dentro de las religiones de la antigüedad, los que practicaban las élites y que se velaban al pueblo, los dioses tenían sus analogías en el cuerpo humano, lo que es equivalente a decir que los elementos y los cuerpos celestes tenían sus analogías en el cuerpo humano, ya que en aquellos misterios los dioses en realidad representaban esas cuestiones, no se consideraban o no se veían como los seres súper poderosos que se le presentaban a las masas, esta simbología varió según la corriente grupo o escuela e inclusive fue degenerando se variando con el tiempo, pero en general las simbologías alegóricas más comunes que solían utilizarse eran:
Los cuatro centros del cuerpo se asignaban a los cuatro elementos, los siete órganos vitales a los siete planetas, las doce partes y miembros principales al zodíaco, las partes invisibles de la naturaleza del hombre a diversas entidades sobrenaturales o mejor dicho supra mundanas, mientras que el dios oculto según creían se manifestaba a través de la médula de la columna vertebral, como el cuerpo tiene cinco extremidades bien definidas el número cinco se adoptó como el símbolo del hombre y por lo tanto también la pentalfa con sus cuatro puntas inferiores simbolizando los brazos y las piernas y la superior la cabeza indicando que un poder racional controla cuatro esquinas irracionales, las manos y los pies se usan para representar los cuatro elementos, de los cuales los dos pies son la tierra y el agua y las dos manos el fuego y el aire, en este caso el cerebro simbolizaba el quinto elemento, el éter que controla y une a los demás, por lo cual, se creía que cuando el cerebro no funciona bien o directamente funciona mal, es imposible el equilibrio y la unidad elemental para una vida plena, también se creía en lo que respecta a posturas o posiciones que si los pies están juntos y los brazos abiertos el cuerpo simbolizaba una cruz, o sea el mapa o patrón de los cuatro eventos solares principales, los equinoccios y los solsticios, los dedos de las manos y de los pies también tenían un significado especial, en algunas sectas gnósticas o de cristianismo místico los dedos de los pies representaban los diez mandamientos de la ley física y los de las manos los diez mandamientos de la ley espiritual, los cuatro dedos de cada mano sin contar los pulgares, representaban los cuatro elementos y las y falanges de cada dedo representaban las divisiones del elemento, de modo que los dedos de cada mano estaban divididos en doce partes, que eran análogas a los signos del zodíaco, mientras que las dos falanges y la base de los pulgares representaban la divinidad trina, la trinidad, la primera falange correspondía al aspecto creativo, la segunda al aspecto preservador y la base a un aspecto compartido que era tanto generador como destructivo, cuando se unían las dos manos como en oración representaban los seis días de la creación y los 24 ancianos del apocalipsis o sea el principio y el fin.
En algunas corrientes alquímicas orientales luego de que los alquimistas huyeran de la Alejandría cristiana para refugiarse donde los musulmanes, el uso simbólico del cuerpo humano se daba de esta forma:
Se dividía verticalmente en dos mitades, la derecha se consideraba luz y la izquierda oscuridad, había variaciones según la escuela donde podían llamar espiritual a la parte luminosa y material a la parte oscura, la luz era una referencia a la objetividad y la oscuridad a la subjetividad, en Persia como los hombres luchaban con el brazo derecho y se protegían con el escudo en el izquierdo, la mitad derecha del cuerpo se consideraba ofensiva y la mitad de izquierda defensiva, ergo el lado derecho del cuerpo se consideraba masculino y el izquierdo femenino, como el cuerpo humano se consideró esotéricamente como el producto más perfecto de la evolución o de la creación depende de la corriente, era el indicado para representar las formas desconocidas de la divinidad, por eso los artistas iniciados cuando intentan retratar a la divinidad a menudo muestran solo una mano que surge de una nube, la nube representa la divinidad incognoscible, supuestamente oculta de la mirada humana por las limitaciones de su percepción, esta mano representa las consecuencias visibles de la actividad divina, considerando que es la única parte de dios que pueden percibir los sentidos inferiores, muchas veces la divinidad se simboliza mediante otras partes del cuerpo humano, un ojo, una oreja, una nariz, una boca, el primero simboliza la conciencia divina, la segunda el interés divino, la tercera la vitalidad divina y la cuarta el orden divino,
COLUMNA VERTEBRAL
Entre todos estos usos simbólicos de las partes del cuerpo humano, la columna vertebral merece una mención aparte, una cadena de 33 segmentos, número interesante, que protege en su interior a la médula espinal, esta escalera de huesos jugaba un rol muy importante en el simbolismo religioso de los antiguos, a menudo se la menciona como la escalera en espiral, otras como la serpiente y otras como el cetro, los hindúes por ejemplo enseñaban que hay tres canales en el sistema espinal, los Sushumna, Ida pingla, estos canales conectan los centros inferiores generativos del cuerpo con el cerebro.
Los griegos lo simbolizaban por el caduceo o báculo alado de Hermes, éste consistía en un bastón largo en Sushumma, que iba en el centro, terminaba en una perilla o bolita que representaba el centro del bulbo raquídeo, a cada lado de esta perilla están las alas arqueadas, que se utilizaban para representar los dos hemisferios cerebrales, arriba de este báculo suben alternativamente y en forma de espiral dos serpientes, una negra y otra blanca que representan el Ida y pingala.

Por esto la espina dorsal es utilizada de manera simbólica como la unión entre dos mundos, arriba y abajo ya que la conexión entre el sistema generativo inferior y el cerebro en la parte superior se debe a la médula espinal que los conecta, estos dos canales simbolizados como serpientes, a medida que se van enrollando y elevando se van entrecruzando con siete puntos especiales a lo largo de toda la columna hasta la corona de la cabeza, cada uno de estos siete vértices son denominados chakras y se los puede imaginar tanto como puntos energéticos o como centros de conciencia, según la antigua literatura hindú están conectados propiedades y comportamientos muy específicos del desarrollo del potencial humano, este camino haría que el enfoque de la energía kundalini sea dirigida siempre hacia arriba, en sentido de evolución y ascensión desde la base de la columna hasta la cabeza, convirtiendo al cuerpo humano en un circuito psico físico, estos puntos serían:
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El chakra de la raíz localizado en la base de la columna que se relaciona con el potencial humano como energía primitiva junto a las necesidades básicas de sobrevivencia.
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El chakra pélvico localizado al nivel de los genitales que se relaciona con los impulsos sexuales y los razonamientos interpersonales primarios.
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El chakra del ombligo localizado en la región del ombligo, se relaciona con las emociones en estado bruto y con impulsos de poder e identificación social.
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El chakra del corazón localizado sobre la zona del corazón se relaciona con los sentimientos de afección amor y auto comprensión.
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El chakra de la garganta localizado en el cuello se relaciona con la comunicación y la expresión.
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El chakra del entrecejo que se localiza en el espacio entre los ojos y se relaciona a los poderes de la mente, la intuición y que también se denomina como el tercer ojo.
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El chakra de la corona localizado en la coronilla de la cabeza que se relaciona con la experiencia de comprensión y entendimiento tanto de sí mismo como del universo y por supuesto entonces con la iluminación.

CONCLUSIÓN
Conceptos muy similares a estos pueden encontrarse en otras culturas, por ejemplo en la tradición milenaria de la medicina china se supone que el chi recorre todo el cuerpo como una energía fluida y vital a través de los meridianos, el concepto de meridianos se basa en la idea de la existencia dentro del cuerpo de una vasta red interconectada de canales, por donde el chi se desplazaría, relacionando y creando balance en las estructuras sustancias órganos y hasta en las esferas psico físicas que supuestamente compondrían al ser humano.
El uso alegórico y hasta operativo de las partes y funciones del cuerpo humano comenzó hace muchísimo tiempo, no es un detalle menor que todos los sacerdotes de la antigüedad conocían la anatomía humana, esto se debía a que creían que todas las funciones de la naturaleza eran reproducidas a escala en la anatomía humana, por lo tanto consideraban al cuerpo como un libro y enseñaban a sus discípulos que entender el cuerpo era comprender el universo, aquellos místicos creían que cada estrella en el cielo, cada elemento en la tierra y cada función en la naturaleza estaba representado en el cuerpo humano por su correspondiente miembro órgano o actividad.
Bibliografia: Simbología y Cuerpo por Elías Cohen El Libro de los Símbolos por Aras El Simbolismo Del Cuerpo Humano por Annick De Souzenelle Las enseñanzas Secretas por Manly Hall